Entre murales y palabras: ¿cómo se resignifica  y habita un tercer mundo?

Por: Laura Viridiana Orosco Martínez1, Ana Laura Quezada Zamora2 ySonny Mariel Sandoval Hernández3

Primera parte

En el marco de la sesión No. 5 “Estética orientada a la Frontera” correspondiente al Seminario Permanente de Estudios Fronterizos: “Filosofía Orientada a la Frontera. «Entre» lo real y lo ficcional”, se nos detonaron una serie de reflexiones en común, pero también reflexiones en su propio disenso que atienden a la intención política y epistemológica de deslocalizar la frontera, la estética y la propia vida. ¿Qué significa deslocalizar? Deslocalizar significa habitar y concebir cada aspecto de nuestra vida como un borrador que re-significa y re-construye lo ya trazado en las historias de cada una de nosotras. Por ejemplo, cuando se inicia la escritura en una hoja en blanco fluyen las primeras ideas, los primeros párrafos o los primeros hilos en los términos del Proyecto Coyote4 ; luego de un tiempo no tan prolongado y después de escribir—tejer las primeras ideas, se piensa con más tranquilidad y, entonces, se deshilachan todos los hilos o se borran con goma aquellas ideas introductorias. 

Desde ciertos ejercicios de introspección que fueron posibles a partir de la reflexión en torno a las otras eSTÉTICAS (con e minúscula), nuestros sentires y pensares nos permiten reflexionar que nuestra genealogía de mujeres no tuvo el tiempo para detener su pensamiento y deshilachar o borrar ciertos aspectos de su vida que se les impusieron. No obstante, ya desde Francesca Gargallo aprendimos que las artistas feministas en el marco de una liberación de la estética feminista, les enseñaron al movimiento de mujeres que «otras» formas sensibles de creación son posibles y, junto a ello, no sólo es posible sino necesario y urgente borrar, deshilachar o deslocalizar lo que se “debe ser y sentir cuando se es mujer”, de ahí que en palabras de Gargallo:

La opresión no les gustaba a las mujeres, el silenciamiento de su creatividad se les reveló repulsivo, la violencia les provocó rechazo. Las artistas feministas enseñaron al movimiento de liberación que, si se percibía algo contrario al goce de la vida, era factible evidenciar su lado abyecto, su fealdad. Percibir lo rechazable las confrontaba con el gusto, con las costumbres y las empujaba a revisar la idea de belleza. Riñeron con el orden que las constreñida, lo retaron. Los cambios de valores estéticos se les ofrecieron como instrumentos para la liberación. (Gargallo, 2020: 39)

¿Qué es para tí el ser mujer? ¿Qué es la belleza de las mujeres? ¿Qué es la belleza sobre las mujeres? ¿Qué es la belleza en las mujeres? ¿Hay belleza en lo individual y en lo comunitario? ¿Hay belleza en un cuerpo colectivo de las mujeres? ¿Qué se hace con los insultos hacia las mujeres? Son preguntas que, a partir de la primera intervención a cargo de Sonny, María de Jesús pregunta abiertamente y que en sí mismas nos empujan a continuar revisando no sólo la idea y/o el valor estético e intencional de la belleza5, sino que nos impulsan a cuestionarnos si el propio ejercicio de deshilachar, borrar o deslocalizar la idea de belleza en las mujeres (y la propia idea de mujer) tiene un límite. En ese sentido, ya por ejemplo, si la mujer no puede ser definida biológicamente, ¿qué límite la diferencia de los otros seres y que sí la constituye en su ser mujer? Junto a ello, ¿hasta dónde se nos es posible y permitido deslocalizar la vida, la frontera y la estética? ¿Acaso deslocalizar no es una propia frontera dicotómica que limita lo localizable con lo deslocalizable? Quizá no sólo los tiempos del pasado y del presente hubieran sido «otros» si nuestra genealogía hubiera sido tejida, narrada y trazada bajo los hilos, la pluma o las tintas de una Gloria Anzaldúa, una Francesca Gargallo o una Yolanda López que borraron—deslocalizaron sus prácticas y su habitar en la vida, pero de lo que se trata —hoy por hoy— es poder dialogar con lo «otro», dialogar con lo otro ahí donde lo deslocalizable se nos presenta fenoménicamente.  

Bajo un grito desesperado: ¡Paren de violarnos y de matarnos!, la vida, la frontera y nuestras experiencias estéticas deben ser deslocalizadas—borradas para no reproducir (una vez más) los cánones, los paradigmas y todas aquellas formas de control y dominio que delimitan nuestras historias con la utilización de tabiques que construyen un enorme muro divisorio; entonces, se trata de dialogar con lo que se nos presenta como lo «otro» o como  lo «deslocalizable». 

Segunda parte

Figura 1. Foto por: Laura Orosco
Figura 1. Foto por: Laura Orosco

A la luz de las experiencias fronterizas de Alejandro Torres y Julio Rodríguez, lo deslocalizable es necesario y urgente, no se sabe hasta dónde deba serlo o no, pero mientras exista una fuerza de poder y dominio que no nos deje habitar en la diferencia, entonces, pongamos en práctica lo deslocalizable incluso si ello implica que se tenga que deslocalizar “la identidad” en tanto que se la sitúa en una lógica de canón o moda como suele pasar con los «otros» chicanos que traspasan la frontera ¿chicanos japoneses? Pero, ¿por qué se considera al “otro chicano” como un canon o una moda? ¿Por qué no se puede habitar ese tercer mundo? ¿Qué es lo que define ser chicano? ¿Qué es lo que no te hace ser un chicano? ¿Cómo se puede deslocalizar el ser chicano? Se encuentra en el coyote que se desplaza en el tiempo —no tiempo—, en aquel que cruza no sólo el río, sino también el arte, aún más valioso. En el amor a la familia, en la resistencia, en el ser extranjero, en el que vive entre dos mundos que lo hacen habitar uno, en alojarse en una lengua que pocos moran, en ser hijo de la lucha por el derecho de los trabajadores y migrantes. 

El muralismo del siglo XX, como el muralismo chicano, representa la vida cotidiana, la política migratoria, el racismo, los movimientos sociales y las representaciones de dioses antiguos de las culturas mesoamericanas, un arte que converge con las vivencias de las comunidades marginadas.

Los murales chicanos que pudimos observar a partir de los materiales lúdicos que Alejandro nos compartió se destacan por sus colores brillantes, símbolos religiosos que incluso determinaron que se refería a México.

Figura 2. Foto por: Ana Laura Quezada

No sólo debe ser visto estéticamente el arte chicano, sino que existe en ellos la resistencia ante la injusticia y la opresión que, a lo largo de los años, ha ido cambiando y, con ello, se quiere seguir demostrando las distintas luchas que van apareciendo durante distintos contextos. El arte chicano, por tanto, no se identifica ni con los mexicanos ni con los americanos, sino que busca hacer notar a las personas “invisibles”, las que han sido ignoradas por mucho tiempo.

Lo chicano, en ese sentido, tiene que deslocalizarse, borrarse y deshilacharse porque lo chicano se es siendo desde la resistencia frente a una lógica racista donde el desnacionalizado (del lado territorial estadounidense) y el traicionero a su patria (del lado territorial mexicano) resguarda consigo la propia condición de ser un deslocalizado, es decir, no ser un estadounidense-americano ni ser un mexicano.

Figura 3. Foto por: Ana Laura Quezada y Laura Orosco

Tercera parte

¿Cómo el arte chicano ha representado la vivencia de la deportación y la frontera lingüística?

De Julio Rodríguez aprendimos que la interpretación y la traducción en ciertos contextos duele, porque se nos deja en los límites de una frontera lingüística, una frontera donde no se nos permite deslocalizar la emoción. En ese sentido, el intérprete tiene que atenerse únicamente a emitir la noticia lo más neutral posible, tomando distancia del otro. Así funciona la burocracia… Toma distancia, interpreta y aléjate de las historias de las cuales unos cuantos no quieren contarlas ni que sean contadas. El intérprete nos pone a reflexionar sobre cómo estas desigualdades (fronteras lingüísticas) son base para una nueva forma de resistencia cultural para los chicanos.

El borrado de las historias se conecta nuevamente con el Proyecto Coyote en tanto ellxs conciben al universo como un gran rebozo donde cada hilo es una historia, pero el borrado o el deshilachado no permite que se conecten unas con otras. Aquí, entonces, tenemos dos sentidos de lo que implican las acciones de borrar, deshilachar o deslocalizar. En el primero, como se ha señalado al principio, busca re-significar y re-construir una trama ya contada que nos dice que ya nada puede ser cambiado, pues la norma, el canon o el estereotipo deben ser respetados y operados según las leyes dictadas por quienes controlan al extraño o a ese «otro».

Por el contrario, el segundo sentido busca borrar, deshilachar y deslocalizar las otras posibilidades que emergen desde la condición de opresión y sometimiento e incluso con aquellas alternativas de habitar el mundo que emergen desde la reflexión. De manera que, en este segundo sentido, quien borra y deslocaliza a lo «otro» es quien está situado en la superestructura y controla, por ejemplo, en términos de Althusser, los aparatos ideológicos del Estado (AIE)6 y quienes son borrados son quienes son ideologizados y dominados por tal o cual aparato ideológico según sea el caso. 

A modo de deslocalizar la conclusión: preguntas que se quedan para seguir

¿A partir de la vida chicana que arropa a la propia frontera México-Estados Unidos y sus estéticas, hay algo más que nos falte por deslocalizar? Al deslocalizar ciertas prácticas de la vida como la forma en que nos concebimos como mujeres, la forma en que habitamos un ser chicano o la forma en que habitamos un ser de frontera, ¿no estaremos cayendo nuevamente en una nueva frontera?  ¿Qué es lo que queda de nosotras (os) cuando nosotras mismas nos borramos, nos deshilachamos o nos deslocalizamos? 

Referencias

Althusser, L. (2021). Ideología y aparatos ideológicos de estado (apuntes para una investigación). Revista Mexicana De Ciencias Políticas y Sociales, 20 (78). https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.1974.78.80625

Gargallo, C.F. (2020). Las bordadoras de arte. Aproximaciones estéticas feministas. Viceversa. 

Punto y aparte producciones. (20 de septiembre de 2024). El camino del coyote. Una historia de aquí y de allá. [Archivo de Vídeo]. Youtube https://www.youtube.com/watch?v=htsIbJdpYJE 

Rodríguez Ortiz, R. (2025). Ontología orientada a la frontera. Lecciones del seminario de problemas Filosofía Orientada a la frontera. «Entre» lo real y lo ficcional. Presentación presencial, 24 de marzo de 2025, en la UACM- SLT. 

  1.  Laura Orosco Martínez es estudiante de la Licenciatura en Filosofía e Historia de las Ideas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Esta es una reseña (a tres voces) que da cuenta de lo que se vivenció en la sesión No. 5 del Seminario Permanente de Estudios Fronterizos Comparados con las temáticas: Estética orientada a la frontera y Estética Chicana. Así como es el reflejo de un ejercicio colectivo como parte de su servicio social en el SPEF.  ↩︎
  2. Ana Laura Quezada Zamora es estudiante de la Licenciatura en Filosofía e Historia de las Ideas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Esta es una reseña (a tres voces) que da cuenta de lo que se vivenció en la sesión No. 5 del Seminario Permanente de Estudios Fronterizos Comparados con las temáticas: Estética orientada a la frontera y Estética Chicana.Así como es el reflejo de un ejercicio colectivo como parte de su servicio social en el SPEF.  ↩︎
  3. Sonny Mariel Sandoval Hernández es estudiante de la Licenciatura en Filosofía e Historia de las Ideas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Esta es una reseña (a tres voces) que da cuenta de lo que se vivenció en la sesión No. 5 del Seminario Permanente de Estudios Fronterizos Comparados con las temáticas: Estética orientada a la frontera y Estética Chicana.Así como es el reflejo de un ejercicio colectivo como parte de su servicio social en el SPEF.  ↩︎
  4. “El universo una tela, y toda la humanidad entretejida. Todas y cada una de las personas conectadas a mí, y yo con conectada a ellas, como las hebras de un rebozo” (Punto y aparte Producciones, 2024, 6m 40s). ↩︎
  5. Siguiendo a Roxana Rodríguez (2025), entendemos que la belleza es intencional cuando, desde un sentido kantiano, se insta al sujeto a percibir lo bello. Esta mirada kantiana de sujeto-objeto es la base de su tercera crítica, la que alude al juicio del gusto estético, donde intenta comprobar (8) que lo bello recae en el sujeto que lo percibe y no en una propiedad del objeto percibido (p.1).  ↩︎
  6. Designamos por Aparatos Ideológicos de Estado un cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones precisas y especializadas […] podemos, por el momento, considerar como Aparatos Ideológicos del Estado las siguientes instituciones (el orden en el que las enumeramos no tiene significado especial): 
    El (AIE) religioso (el sistema de las diferentes iglesias);
    El (AIE) escolar (el sistema de diferentes “escuelas”, públicas y privadas);
    El (AIE) familiar;
    El (AIE) jurídico;
    El (AIE) político (el sistema político con sus diferentes partidos);
    El (AIE) sindical;
    El (AIE) de la información (prensa, radio, televisión, etcétera);
    El (AIE) cultural (letras, bellas artes, deportes, etcétera. 
    Decimos que los AIE no se confunden con el Aparato (represivo) del Estado. 
    (Althusser, 2021: 10, 11)
    ↩︎

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