Pensar más allá del Antropoceno.

ARQUITECTURA SECURITIZADA DE MI CORPOREIZACIÓN

Por Sonny Mariel Sandoval Hernández*

Durante un largo tiempo no hubo puertas en las recámaras. Durante todo este tiempo pensé que no podía afectarme. Ahora que reflexiono sobre mi sexo, mi sexualidad, mi identidad de género, mi expresión de género y, sobre todo, la manera en que mi cuerpo me permitió —o no— tener tres experiencias y/o modos de satisfacción (agradables, placenteras o buenas),[1] definitivamente pienso que me afectó.

Al no haber puertas, no podía estar desnuda, pero no era de interés no estarlo, pues “la madre fálica” no sólo me vigilaba, sino que también se encargó de introducir las ideas necesarias sobre cómo debía experimentar mi cuerpo. En ese sentido, la vigilancia de la Madre Fálica se puede concebir como:

La Madre Fálica, concepto elaborado por Julia Kristeva, es la fantasía inconsciente de una figura poderosa y potencialmente aterradora que domina el desarrollo psicosexual del niño, también es el objeto hacia el que se dirige la libido infantil. 

(Fanning, 2017: 315)

En contraste con la vigilancia temible, metafóricamente pienso que era libre al no haber puertas que ofuscaban mi existencia; sin embargo, se configuró un cinturón, una arquitectura invisible construida por la soberanía de mamá y papá que ordenaba y subyugaba mi movilidad por la casa.

La arquitectura de mi casa, al igual que la arquitectura del siglo XVIII que describe Foucault,[2] no sólo evita enfermedades o una revuelta de mi adolecer y defensa de mi pensamiento, discurso y acción, sino que evitaba el juego, la exploración y la masturbación que naturalmente debía tener.

No tenía permitido dudar sobre si las ideas necesarias y suficientes que ordenaba mi mamá eran verdaderas o no, pero, como dicen, la verdad es el poder de repetirse N cantidad de veces para sujetar a los sujetos, de modo que:

El “poder” no es otra cosa que la capacidad (o el propio poder) de imponer la verdad. Ý la verdad en sí no existe, sino que lo que existe es la interpretación de la verdad, así como lo que existe es la verdad que el poder puede repetir treinta mil veces al día hasta que usted se la crea y crea esa verdad”.

(Max Berone, 2020, 2m05s)

Me percibo, entonces,  como una mujer y me presento al mundo como una mujer. A su vez, también me siento como un hijo varón perseguido por su madre temible, horrífica, vigilante y fálica por crecer sin puertas. De ninguna manera insinúo que mi madre “Fálica” quisiera tener relaciones sexuales, sino que he sentido mi corporeización en constante vigilancia y opresión.

La corporeización o embodiment, es la experiencia y el hecho de vivir en el propio cuerpo. Guarda relación tanto con la forma en que las personas experimentan su cuerpo en el contexto de las expectativas sociales como con la forma en que dichas expectativas influyen en el cuerpo.

(Hines y Taylor, 2019:12)

No he vivido en mi propio cuerpo o he tenido miedo de vivir en mi propio cuerpo porque la expectativa de mamá y la expectativa social sobre los cuerpos de las mujeres es: “no te toques”. Recuerdo que mi mamá se enteró dos años después de que ya no era “virgen”. De modo que entre la nula masturbación o la nula libertad de expresar mi género con base en lo que me es placentero, bueno o agradable, por ejemplo, portar faldas arriba de la rodilla o teñirme el cabello de cualquier color,  concibo una suerte de securitización[3] no sólo de mi cuerpo sino de mi hogar.

Así pues, la madre fálica y soberana resguarda su territorio de toda posibilidad de actos profanos como la acción de la masturbación, o el simple hecho de que pudiera estar con mi novio en mi habitación como solía ver en las películas o entre pláticas con las amigas: “¡claro! Puedo estar con mi novio en mi cuarto y mi mamá no me dice nada, ambas tenemos confianza, ambas somos amigas, ambas somos confidentes”.

Referencias

Fanning, L. (2017). Las Mujeres de Willem de Kooning: cuerpos grotescos. En Connelly F.S. (ed.). Grotesco y arte moderno (pp. 313-341). La balsa de la Medusa, 216.

Foucault, M. (2010). El cuerpo utópico Las heterotopías. Nueva Visión

Hines, S. y Taylor, M. (2019). ¿Es fluido el género? Blume

Max Berone. (28 de junio 2020). El poder y la verdad en Foucault. [Archivo de vídeo]. Youtube. http://www.youtube.com/watch?v=fHcOyfWTD44

Rodríguez, R. (2020). Lo bello en Kant (segunda entrega). Blog: roxanarodriguezortiz.com. Link: https://roxanarodriguezortiz.com/2021/03/09/lo-bello-en-kant-segunda-entrega-de-estetica/

Rodríguez, R.  (2023). De la seguridad fronteriza a la fronterización de la seguridad en la cartografía del espacio global [From border security to borderization of security in the mapping of global space]. Estudios Fronterizos, 24, e125. http://doi.org/10.21670/ref.2314125


[1] En Kant hay tres modos de satisfacción que se definen como: “lo agradable, lo bello, lo bueno, indican tres relaciones diferentes de las representaciones con el sentimiento de placer y dolor… Agradable llámese a lo que deleita; bello a lo que solo place; bueno a lo que es apreciado o aprobado (Kant, 2007:121 como se citó en Rodríguez, 2020, s.p.).

[2] En “Espacio, Saber y Poder”, Michel Foucault describe que es en el siglo XVIII que se desarrolla una arquitectura que, junto a una literatura política, reflexiona sobre lo que debe ser el orden de una sociedad; un orden que debe evitar las epidemias y las revueltas. Asimismo, Foucault señala que “en los siglos XVII y XVIII, la “policía” designaba un programa de racionalidad gubernamental. Se lo puede definir como el proyecto de crear un sistema de reglamentación de la conducta general de los individuos donde todo estaría controlado, al punto de que las cosas se mantendrían por sí mismas, sin que sea necesaria una intervención” (Foucault, 2010:87).

[3] Retomo la categoría de la “frontera de la securitización” de Roxana Rodríguez Ortiz quien contrapone su propia categoría con la de “securitización fronteriza”, de Sandro Mezzandra, que consiste en lo siguiente: ”evidenciar la proliferación de muros-vallas cada vez más altas, más largas y más anchas para delimitar el territorio entre países; el despliegue de más agentes policiacos y la implementación de dispositivos de bio y ciberseguridad en los cruces fronterizos, con la intención de impedir el cruce de personas migrantes o solicitantes de refugio” (Mezzandra, 2019:3 como se citó en  Rodríguez,2023 :4).


* Sonny Mariel Sandoval Hernández es estudiante de la Licenciatura en Filosofía e Historia de las Ideas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). “Arquitectura securitizada de mi corporeización” es el ensayo que presenta para certificar el Seminario de Filosofía y Género, impartido por Roxana Rodríguez Ortiz.


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